Así es, nací mujer.
Por serlo guardo ese cónclave de códigos tácitos que ustedes no pueden comprender.
Debo callarme muchas cosas para resultar interesante, para dejarles un juego mental atractivo y suficientemente estimulante que los lleve a conquistar terrenos difíciles. Es decir yo.
Eso está muy bien, hasta ahí está muy bien.
Me gusta el juego de le seducción, me gusta provocar, alborotar el avispero y luego salir corriendo.
Pero, ¿qué pasa si un día soy absolutamente básica?
Si un día te digo, "hazme el amor".
Si soy yo quien te busca y te seduce.
Si empiezo a decir a viva voz que me encanta el sexo.
Que adoro dar y recibir placer, y que disfruto de la piel, así como tú. O tal vez más.
¿Qué pasa si hablo sin tabúes?
¿Qué pasa si me sincero contigo? si te digo que no siempre estamos satisfechas
Que algunas fingen y callan para hacerlos sentir bien
Si digo que también me masturbo. ¿qué pasa si lo digo?
¿Acaso crees que podríamos decirlo sin provocar revuelo?
¿De verdad crees que somos tratadas igual que ustedes?
No. No te engañes.
Por ser mujer debo callar, y esperar.
Si me gustas me lo callo y trato de acercarme de otras maneras, para que seas tú el zorro cazador de la presa.
Para que te sientas varón, y te llenes de orgullo porque lograste tu objetivo.
¿Y si no pasa? y si sencillamente yo, -mujer- no consigo tu atención, debo morir callada.
Debo parecer desinteresada, y tal vez hacer que tu recompensa tarde algo en llegar para que entonces, puedas llegar algún día a valorarme y respetarme por la mujer que soy.
Eso es idiota. Pero es una realidad.
Si te deseo, es peor. Decirlo o demostrarlo es entrar en un juego excesivamente denigrante. Porque usarás tu condición de hombre como licencia para hacer lo que te venga en gana sin tener ningún tipo de critica, aprovecharás eso sin una sola clausula especial que te haga pensar con la cabeza que tienes sobre tus hombros, sino la que está entre tus piernas.
Entonces, si doy el paso y me atrevo, automáticamente me estaría ganando el letrerito de cuatro letras bien merecido. ¿por qué?
No lo se, pero es así.
Tú puedes ir por el mundo introduciendo tu pene en cualquier espacio vació, sin aviso y sin protesto, sin problema y sin censura.
Y yo debo apegarme a norma social que me resta libertad y me condena a la culpa.
Ahora bien, cuando sabemos que esto es una realidad, dejamos de hacer protesta sobre ello y nos apegamos a nuestro amor propio para no caer tan bajo.
Pero léase bien, yo no estoy formalizando una crítica sexista en favor del libertinaje femenino, y en contra de los excesos del hombre.
No, si lo hiciera sería una resentida, y estuviese tratando de justificar mis ganas de ser una cuatro letras por un tema de rebeldía contra la vida, la sociedad, el mundo o afines.
Insisto, no.
Yo no quiero una licencia para acostarme con todo el país sin que nadie me diga nada.
Simplemente quiero que se entienda que aunque soy una mujer también siento.
También deseo, también quiero placer, me gusta y lo disfruto.
Y el hecho de que lo diga no me hace una chica fácil. No me hace una mujer indigna de ser amada y respetada. En lo absoluto.
Me hace una mujer segura de su sexualidad y segura de lo que vale.
Una mujer que está convencida de que aún en este mundo tan podrido hay hombres suficientemente inteligentes para manejar esta realidad que les presento.
Que saben que mientras nos sintamos queridas y respetadas seremos mejores amantes.
Y que no merecemos ser tildadas de nada, por el hecho de sentir las mismas necesidades que ustedes sienten.
Ser fácil es una cosa, y ser mujer clara es otra...
Solo eso.
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