Nuestras inconformidades

diciembre 05, 2010
Aprendí a forzarme a ser paciente, contigo todo tenia un color distinto, esa manera como luchabas por mi, esa forma de hacer que todo lo que decías me sonara tan real, tan sentido, apuesto a que todo eso no fue fingido, en ese momento estabas desnudando tu alma ante mi sin darte cuenta, sin querer hacerlo.

No había ataduras, nada te ligaba a mi, nada te obligaba a estar ahí, nada nos unía y todo nos separaba, y esos defectos que hoy tanto pesan, antes no te molestaban. Las excusas para llamarme eran infinitas, las excusas para no querer irte eran más fuertes que la realidad.

Yo era tu escape y tu el mio, eramos la parte rica, la parte agradable y la parte que no causaba incomodidad ni presión. Sin besarnos, sin tocarnos, sin siquiera habernos visto a los ojos, eramos lo más parecido a dos seres felices que deseaban estar juntos, sin saber que quizás eso traería consigo algunas contrariedades.

Hubo el breve instante en el cual fue tan perfecto que asustaba, por aquello de que uno no cree en cuentos de hadas y príncipes azules, sin embargo estábamos bien, eramos felices... (al menos yo coño) De pronto, yo me convertí en tu condena, en esa condena de la cual te escapabas conmigo cuando no estábamos juntos, cuando tu tenias una vida y yo otra, cuando estábamos locos por meternos uno en la vida del otro.

De pronto, se rompió el dique que contenía el caudal de inseguridades de ambos, de las cuales día a día escapábamos, y como toda quebrada embaulada, en algún momento busca su cauce.

Por mi parte, empecé a sentirme dueña de tus sueños -quizás estuvo mal- , entonces inconscientemente comencé a hacer justo lo que nunca me ha gustado, lo que nunca he sido, lo que tanto detesto y critico -mujer ladilla-. ¿por qué? bueno porque lastimosamente el pasado es el primer traicionero, cuando más te quieres cuidar mas vulnerable eres, empiezas idiotamente a exigir cosas que no caben en ese momento, y que tu sabes en el fondo que no quieres hacer, pero que prefieres hacerlo para asegurarte de -no se que-, para que nada te sorprenda, sencillamente para sabotearte la felicidad.

Tu me estabas haciendo cochinamente feliz, pero yo como que no podía aceptar que todo era verdad, y tenia enfermizamente que tirar anzuelos para comprobar un... -no se que, insisto-, como para decirme, no estabas equivocada, no era tan perfecto.

Reconozco que fue algo idiota, reconozco que me ganó la estupidez, el masoquismo, la inseguridad, pero bueno, sirvió para darme cuenta y reconocerlo.

De un día para otro se nos cayó ese lugar, ya no había oasis en el desierto, te habías ido, te soné a disco rayado, a melodía conocida, a barajita repetida, a más de lo mismo, y sencillamente tu decisión fue dejarlo hasta ahí. Yo, aun sin comprender pensaba: Dios mio, ¿"No eres tu soy yo"? ¿a estas alturas? no puedo con eso.

Reconozco fue muy fuerte, fue devastador, derrotante, inesperado, fue la cachetada que necesitaba, y luego la culpa me atacó, entendí que no estuve bien, y mi culpa se basaba en eso que no era mi culpa propiamente, sino en eso que hicieron de mi,  que yo no podía evitar y que me hacia sentir miserable.

Luego me hiciste la "propuesta", y no lo niego,  llegaron a mi montañas de prejuicios, de creencias, y de peros, ... el orgullo se vistió de gala y se puso a la defensiva, pensé: ¿"que bolas, eso soy ahora para ti"? porque tu tono cambiaba cuando solo querías jugar a la fantasía, porque tu tacto se esfumó, y porque fuiste tan evidente que no podía siquiera engañarme, hasta que luego de depurar sentimientos, necesidades, condiciones y opiniones me detuve y me pregunté: -pero, JesSchajris, ¿que carajo quieres tu? y mi respuesta fue arco reflejo, dije: "Yo también quiero".

De pronto mi cerebro reptil estaba hablando por si mismo, sin pensar en nada, en nadie, simplemente viviendo una etapa nueva, donde sencillamente, mis ganas por probar tu piel eran más fuertes que mi orgullo, que lo "bien visto", que lo normal, que lo que incluso había aprendido a hacer a través de la experiencia, y dije: "ok, yo quiero, más nada importa".

Entonces entramos en una dicotomía, en una guerra de lealtades, en una pugna racional que preguntaba ¿a quien le soy fiel?. Yo por mi parte, decía: "verga, era tratada como una dama, con delicadeza, con respeto, ¿ahora seré solo su amante de ocasión?" -porque señores, la mujer siempre está clara, pero se deja meter el mojón-.

El, seguramente decía: "coño, yo con ella más nada, no seremos más nada, pero quiero matar las ganas, y quiero con ella, (duende malo) y por otro lado, verga, esa pana es una tipa "bien", es seria, de pinga, (entre otras muchas virtudes) pero..., y llega el "pero"  a joder. "No le quiero hacer daño" (duende bueno).

Lo mismo que siempre me pasa, ese sentimiento de: "ella es demasiado para mi" o quizás, "no la merezco" y ese "no le quiero hacer daño, no lo merece". Entonces te atacas, y dices, coño  al parecer ser una mujer con guevos es como que mucho para los hombres de hoy en día, comienzas a culparte, a buscar razones, a comparar, a pensar ese típico: "si hubiese hecho eso, en vez de esto..., quizás...," y pana, ¡como jode eso!.

El asunto es que acepté, sabiéndolo todo, sin engañarme, sabiendo que quizás estaba jugandome el ultimo cupón, quizás con intenciones de comprar con sexo el último numerito que me quedaba para intentar volver a tocar ese rinconcito de tu corazón que alguna vez -al parecer- era mio, o así me hiciste creer. Pero, resulta que parecer ser que estabas incluso más mentalizado que yo, todo sería más mecánico, más factual, me costó pero lo entendí.

Ahora te manejas suprimiendo la culpa que te da saber que no me puedes ofrecer nada, y y que quizás podrías estarme haciendo daño, y te diriges a mi con mensajes subliminales de -no te hagas ilusiones- como si yo estuviese engañada y no lo supiera, como si no fuera suficientemente inteligente para entender tu lenguaje, tu nueva forma de acercarte a mi, como si no supiera que tu corazón se cerró y un orgasmo no lo va a abrir.

Ahora solo tratas de "mantenerme contenta", ese mensajito de "muchas gracias por estar aquí" ya no es el mismo gracias que me decías antes, y lo se, no soy estúpida. Ahora tus llamadas son para mantener en ganado en el corral, ya nada es como antes.

Pero te pregunto, ¿cómo hago para apartar los prejuicios? ¿como decirte que lo se y estoy clara?, sin que eso te diga, "dale que no viene carro" úsame, engañame, hazme creer que todo es perfecto esta noche, sin que sientas que acostumbro a hacer esto con todos; que no me quiero, que no me respeto, que no me doy mi puesto, ¿cómo te explico que simplemente te deseo a ti en este momento?, que a nadie más deseo entre mis piernas que a ti, -suena feo- pero es la puta verdad.

¿Cómo hago para comprar tu afecto con sexo? ¿acaso crees que yo no se que estas solo buscando placer? ¿cómo hago para ser yo y decirte todo esto? ¿acaso te imaginas que no siento que me quieres pero sencillamente no puedes? ¿cómo coño satisfago mis ganas y las tuyas sin esperar que me quieras como lo hacías? sin importarme lo que pienses de mi; ¿por que ser mujer es tan complicado? ¿por qué no puedes entender que no estoy bien y por eso fui lo que no quiero ser? ¿cómo me convenzo de que simple y sencillamente no me quieres y ya? ¿cómo te convenzo de que no te estoy manipulando? ¿Por qué no me dices que simplemente hay otra persona?.

¿Sabes una cosa? puedo ser tan básica como tú, como cualquier hombre, puedo inventarme un pene mental y asumir que fue sexo y más nada, pero lo que me duele es el hecho de que siento culpa, de que no puedo aceptar que eso que decías sentir se acabó y no te alcanza para decirme que no importa, que vas a estar ahí para verme salir de mi peo mental, que mientras me haces el amor me estas esperando, y estas esperando por ti.

¿Sabes por que pasa eso? porque ya te cansaste de luchar, no te alcanza eso para seguir, no quieres, no puedes, que una vez más piensas en ti, que cierras la puerta, que no quieres volver a ver lo que ya conoces, que no te importa el hecho de que yo sepa interpretar tu silencios, que yo sepa incluso lo que me vas a decir, que no te importa que comprenda por lo que estas pasando.

Que te sabe a mierda que sea yo quien esté ahí, que no sepas ver más allá, que simplemente uses excusas baratas para salir airoso, que realmente creas que soy tan imbécil y no me doy cuenta de que solo quieres una última vez, en definidas cuentas, me duele que no quieras intentarlo, que sencillamente sigues siendo egoísta y piensas en tu ombligo,  no puedo hacer más, también me cansé, también me siento agotada, ya no te veo intención y eso basta.

Me desnudé el alma y me hice preguntas fuertes, me puse en una posición no tan privilegiada, mi cuerpo también dio algunas respuestas, nos las dimos por teléfono ¿recuerdas?, pero de alguna forma no basta ni para ti ni para mi.

Todavía no te das cuenta de que te leo entre lineas, aun no puedes asimilar que yo se verte más allá de lo que dejas ver, aun no entiendes lo que te grito en silencio, no sabes entenderme aun cuando algunas veces yo se hasta por que haces las cosas, no entiendes que no necesito vivir contigo ni conocerte de siempre para saber que tu alma está triste, que te cierras, que no dices ni la mitad de lo que sientes y que no estas feliz.

Jamás admitirás que eres más sensible de lo que muestras, siempre vas a huir de conversaciones incomodas que te hagan mostrar tu lado tonto, entrar en polémica, y en pugna, vas a seguir negándote a eso de lo que huyes, que ese "algo" que no me dices te hace estar así como estas, que ahora vuelves a buscar en algún lado, algún no se que,  y sobre todo, no vas a aceptar que tengo razón.

No vas a reconocer que se más de lo que te das permiso de decir, te costó reconocer que cuando no estoy te hago falta, que me quieres en tu vida pero aun no sabes para que, pero no que no me quieres lejos, que me incluyes en tus días y te gusta saber que estoy aquí, pero que definitivamente no sabes que te pasa, pero eso está ahí, no me vas a reconocer que estas buscando llenarte con nueves caras, otras voces, tal vez otro cuerpo, pero que no pasa y sencillamente no encuentras mucho sentido.

Que sientes por mi, y por otras, -hasta eso se-  pero que yo te resulto sencillamente especial, diferente, que no puedes decirme todo lo que piensas cuando me hablas, que eres demasiado cordial a veces cuando quieres mandar a la mierda a más de uno, que también tienes tanto miedo, tanta confusión. Todo eso lo se y eso te sabe tan a mierda que me da asco y me da arrechera.

Pero poco importa, así son las cosas y así debían ser, nos quedaremos con la duda.

2 comentarios:

Johanna Camacaro Says:
07 diciembre, 2010

woooooooow!!!!! Sin palabras totalmente!! No sabes lo taan identificada que me he sentido al leer esto, y creeme que a pesar de lo extenso que es, no será la única vez que lo lea... Es perfecto, muchas de las cosas es lo que justamente siento que me pasa, ese "saberle a mierda" que esté allí, saber lo que va a decir antes que hable, ese "no quiero hacerte daño", esa confusión que siente, ese a pesar de todo "extrañar los momentos juntos" y pare de contar!!! Me encanto el post... Un gustazo haberlo leido... @GabyOlga

Unknown Says:
08 junio, 2012

excelente! muy cierto... totalmente veridicoo