¿Dónde rayos quedó tu tacto?

noviembre 29, 2010
Ciertamente la pasamos bien, fuiste un caballero, uno de esos que te deslumbran y que te hacen creer en esa patraña barata del príncipe enviado del cielo, el que te iba a salvar de todas tus angustias y desencantos... -Bien entendí que no era así- Lo superé, lloré tu duelo, lloré la muerte de ese príncipe encantado que al parecer ya no querías ser, lloré también porque quizás nunca lo fuiste.

Lo acepté, pero seguía extrañando ese ser que alguna vez si estuvo frente a mi, no se quien lo mató, -insisto- no se si al menos existió, pero resulta que esa persona que eras lograba el perfecto equilibrio entre mi lado tierno, rosa y pendejo y mi otro lado perverso, salvaje y lúdico.

Podías producir muchos conatos de pequeñas explosiones en casi cualquier parte de mi cuerpo, y esto porque tenias algo maravillosamente adictivo y significativamente perfecto como para ser cierto, ese tacto, una suerte de delicadeza sexual que hacia que deseara -y aun desee- que si fueses verdad.

Cuando la magia se acabó, volvimos a intentar tocarnos y me dí cuenta de que en algún momento me viste con respeto y ternura real, pero que quizás eso se terminó y ahora solo queda ese residuo que a veces llenamos con deseo y un poco de morbo, ese que ya no es picardía, que es solo sexo y necesidad y me duele.

Por eso esta mañana desperté muy temprano, después de haberme acostado muy tarde, porque quizás necesitaba pensar y convencerme de que ya se terminó, y se terminó porque el deseo es fácil de sentir, el sexo es fácil de hacer, las excusas para el "después de..." son siempre muy comunes, pero eso que tuvimos, eso tan perfecto y completo que eramos ya no está, y la verdad no quiero los residuos.

Si quisiera reciclar afecto lo buscaría en algunos de los brazos abiertos que me esperan, pero en realidad quiero algo muy parecido a lo que eramos, si quisiera sexo lo busco con alguien que solo estimule mi cuerpo, que despierte mi deseo, pero tu, tu eras magia, eras caricia y eras tacto.

Quizás siempre fuiste mentira y lo aceptaré, quizás siempre supiste mentir, pero lo hiciste muy bien, aunque algo me dice que no todo lo fue, pero eso que fue ya no es, ya se te terminó el encanto, quizás la razón de mi insomnio es que he desbaratado esta mente y este cuerpo buscando algún rincón olvidado donde se haya quedado tu tacto, esa delicadeza exquisita que no tenia comparación con ninguna otra que haya conocido.

Hoy veo que a veces ser tu misma, y confesarte ser una enamorada empedernida del sexo -cuando se hace como debe ser- es un arma de doble filo, corrijo, contigo aprendí a enamorarme de lo que era hacer el amor, sin embargo, cuando eres muy abierta a estas cosas, corres el riesgo de ser deseada y no querida, y que triste, porque al parecer el mundo avanza, pero nosotras terminamos dando gritos desesperados, en medio del silencio que te hace callar.

0 comentarios: